De los medios disponibles cuando se es parte del discurso titulado “sistema democrático” cuenta el ciudadano con el voto, uno de los más significativos, precisamente, porque se pone en juego su capacidad de elección. De la forma en que se elija a los representantes de la (las) comunidad (des) dependerá, en gran medida, la perdurabilidad de un Estado.
En condiciones ideales un sano sistema electoral respeta las decisiones tomadas por la mayoría y, de forma paralela, dentro de una estructura política sana los representantes velan por las necesidades y exigencias de sus representados. En general la toma de resoluciones, con arreglo a objetivos individuales o colectivos, envuelve el desarrollo de toda la existencia humana y representa, además, el aspecto de mayor relevancia en el tema a tratar.
A finales del año pasado (15 de Diciembre) el presidente Felipe Calderón presentó las iniciativas de reforma política necesarias “para cambiar a México”. De los diez puntos abordados en esa ocasión interesa únicamente, en este espacio, la elección consecutiva de legisladores federales por un periodo máximo de 12 años.
Y es que “los ciudadanos no están satisfechos, hay que reconocerlo, con la representación política y perciben una enorme distancia entre sus necesidades y la actuación de sus gobernantes, de sus representantes y de los políticos”. La reelección de legisladores supone, desde este punto de vista, una posible solución a dicho problema siempre y cuando el objetivo sea acrecentar el poder de la población en la toma de decisiones.
Cualquier propuesta de elección consecutiva ha de revisarse con paciencia y profundidad desde perspectivas distintas dadas las implicaciones. La cuestión que se presenta primeramente es la siguiente: ¿La reelección legislativa puede convertirse en un freno para el desarrollo democrático del sistema político mexicano o más bien se lo quita?
Los argumentos, posturas y opiniones en contra y a favor no se han hecho esperar y, ciertamente, lo más sencillo sería tomar partido con base en la información disponible. Convengamos en que la naturaleza de la problemática escapa a cualquiera de los argumentos que se puedan ofrecer de una u otra parte. Se trata de un asunto que plantea situaciones a futuro, supuestos de lo que podría pasar o no si se aprobara dicha iniciativa. Divisar las consecuencias en un contexto determinado representa uno de los retos más interesantes para las ciencia sociales.
De cualquier manera es necesario recordar que el sistema político mexicano se compone por tres poderes reconocidos: (existen también poderes fácticos) el ejecutivo, el legislativo y el judicial.
Se deposita el poder legislativo en el Congreso de la Unión dividido por dos cámaras: la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados. Su tarea consiste en modificar las leyes existentes y elaborar nuevas de acuerdo a las necesidades de la ciudadanía.
La Cámara de Senadores se compone por 128 representantes que se renuevan cada seis años. Cada una de las 32 entidades federativas que componen el territorio nacional elije dos senadores, más uno que se le otorga a la primera minoría, el resto se elije de acuerdo al principio de la elección proporcional. Los diputados son electos cada tres años , la cámara está conformada por 500 diputados. Para el 2012 se renovará tanto cámara de diputados como de senadores, en las elecciones generales.
Así las cosas se afirma que con la reelección de legisladores la ciudadanía reforzará los vínculos con sus representantes y hará valer su representatividad en la toma de decisiones. Falta analizar los pros y contras que se han presentado en torno al tema, las posturas que han tomado las distintas facciones, así como los referentes históricos, no es la primera vez que se ha presentado al congreso una reforma política en este aspecto.
referencia:
Discurso de Felipe Calderón el 15 de diciembre del 2009 desde el Salón Manuel Ávila Camacho de la Residencia Oficial de los Pinos, a las 8:30 hrs.
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