CIUDAD DE MÉXICO.- México quiere dejar su preocupante liderazgo mundial en obesidad y para ello estudia leyes que pondrían a hacer ejercicio a millones de niños en las escuelas y hasta fijarían un límite a la cantidad de comida que los mexicanos pueden llevarse a la boca.
La combinación de los platillos típicos como quesadillas, tacos y tamales, con la influencia de comida estadounidense como donas, hamburguesas y el altísimo consumo de refrescos, han impulsado a México al primer lugar mundial en obesidad infantil, y al segundo a nivel general detrás del vecino del norte.
El gobierno mexicano intenta modificar la Ley General de Salud y acelerar así la aplicación del llamado Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, un documento lanzado por el propio presidente Felipe Calderón en enero y que contiene las líneas maestras de una auténtica cruzada contra los kilos de más.
El Acuerdo busca que desde escuelas públicas hasta empresas privadas haya un compromiso entero por promover y facilitar una dieta saludable y el ejercicio físico, principales armas para asegurar el trinufo en la guerra contra la obesidad en un país que es el mayor consumidor per cápita de Coca-Cola del mundo.
La obesidad en México no es sólo una cuestión estética; la mayoría de los males crónicos que afectan a los mexicanos como diabetes o afecciones cardíacas, surgen de la obesidad.
La diabetes es la principal causa de muerte en el país de 107 millones de habitantes.
En el 2008, más de 30% del presupuesto de salud pública se utilizó en atender males relativos a este padecimiento, un gasto que podría duplicarse en el 2017 en caso de no revertir a tiempo el problema.
CRÉDITOS: Reuters / RMP
17 de mayo del 2010
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