Por mi madre, bohemios definido por él mismo como “un gran residuo de la cultura del arrebato” (Villamil, Proceso 1750: 31) en el que se opinan “sobre temáticas para ilustrar la intolerancia prevaleciente en la clase política, religiosa y empresarial en estos tiempos acaigos” (Villamil, Proceso 1750: 31), es el espacio perfecto para liberar la pluma.
Con un lenguaje humorístico, irónico y hasta satírico, esta columna permite a través de un estilo monsivariano repasar acerca del acontecer social, político y cultural de México. Aun cuando esta columna fue redactada y publicada durante 15 años en La cultura en México del suplemento de la revista Siempre! y luego durante 12 años en el diario La Jornada, desde 2006, Monsiváis ha sido compañero de la redacción en esta sección para Proceso a partir de entonces.
¿Por qué reflexionar ahora sobre esta sección y en especial sobre Monsiváis? Recordemos que el pasado 2 de abril, el escritor fue internado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” por un problema respiratorio. Su estado de salud aunque ha presentado mejoras, no es el óptimo. Además, recordemos también que este año, la comunidad de la lengua española perdió a otro gran escritor al finalizar el mes de febrero: Carlos Montemayor.Así que entre los dimes y diretes, es mejor comenzar a revalorar a aquellas personas que aun vivas, le dan razón a la palabra combatiente, que no se censura.
REFERENCIA: Villamil, Jenaro. “La perenne cotidianidad de Monsiváis”, en Proceso 1750. Semana del 16 de mayo de 2010, págs. 30-31.
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