¿Quién dijo que para crear arte se necesitan los cinco sentidos?.
Comienzo a pensar que el arte está en el interior del ser humnao, lo acompaña desde el inicio de su existencia y conforme pasa el tiempo lo ha ayudado a evolucionar y a pensar.
La evolución del hombre no ha sido tan exitosa, porque gracias a los experimentos e inventos tecnológicos, se han desarrollado en el diferencias genéticas, pero también han dejado ver que el mundo debe prepararse para las consecuencias de sus actos y pensar como solucionará los retos que se presenten.
El caso de Neil Harbisson muestra una nueva cara de la tecnología:
Desde que nació, Neil Harbisson ve el mundo en blanco y negro; padece acromatopsia, una afección que le impide ver los colores.
Su vida cambió cuando Harbisson cursaba composición musical en el Dartington College of Arts y conoció en Londres al profesor de cibernética Adam Montandon, experto en técnicas para expandir los sentidos a través de la tecnología.
Montandon le construyó un ojo cibernético (eyeborg) capaz de convertir los colores en frecuencias sonoras, así Harbisson combinó su pasión por la música con las artes plásticas.
"Yo no veo los colores, los oigo. Mi eyeborg convierte cada color y cada matiz en una nota musical, así que para mí la percepción del color es una experiencia sonora y no visual”.
El aparato está formado por un sensor y un auricular, cuelga de la frente del artista como si se tratara del tercer ojo de Shiva. El sensor envía la información a un ordenador, dotado de un programa que convierte las ondas electromagnéticas de la luz en frecuencias musicales, que Harbisson interpreta como una escala de colores.
"Al principio me dediqué a componer música con colores en vez que partituras. Luego empecé a realizar representaciones pictóricas de las propias composiciones musicales y finalmente me centré en los retratos sonoros, es decir, en pintar el sonido de los rostros", explica Harbisson.
miércoles, 19 de mayo de 2010
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