Para empezar, los expedientes que pudieran sustentar las pérdidas, ineficiencias y corrupción presente en las paraestatales que aseguró Felipe Calderón fueron enviados a reserva, a los cuales sólo podrían tener acceso 12 años después. ¿Por qué? Porque según la Secretaría de Hacienda, es un asunto de “seguridad nacional”.
Vaya incongruencias, aquí el factor censura es evidente. En el mundo posible de Calderón la censura durará hasta el 2021; mientras que para el IFAI será solamente dos años para tener acceso a los documentos del expediente que elaboró el gobierno bajo el nombre de Luz y Fuerza del Centro: Agosto del 2009 y el titulado Acta de la Primera Sesión Extraordinaria de la Comisión Intersecretarial de Gasto Público, Financiamiento y Desincorporación 2009.
De acuerdo con el discurso de Calderón (ineficacia y corrupción), “la investigación de este semanario determinó que en Los Pinos no cuentan con pruebas de actos de corrupción ni con datos concretos sobre las fallas técnicas, ineficiencias y privilegios sindicales que el presidente argumentó” (Lizárraga, Proceso 1749: 27).
Aquí podemos reflexionar acerca de la estructura interna del discurso donde aunque existe una coherencia sintáctica, los actos de habla de Felipe Calderón pueden no serlo al no tener con qué sustentar su hacer, sólo su decir. Además, el mundo posible de desaparecer la ineficacia y corrupción de LFC se convirtió en un mundo real donde hoy los ex electricistas siguen viviendo en su mundo posible al manifestarse en marchas y huelgas de hambre por toda la ciudad.
REFERENCIA: Lizárraga, Daniel. “Las mentiras de Presidencia para acabar con Luz y Fuerza”, en Proceso 1749. Semana del 9 de mayo de 2010, pp. 26-30.
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