Obtenido de La Jornada
El hecho fugaz son todas las declaraciones emitidas semana a semana por el presidente Felipe Calderón Hinojosa en contra de la “ridícula minoría”, por el llamado de unión del general brigadier Benito Medina, así como de las “llamadas de atención” y los apoyos por parte de la secretaria de Estado de EUA, Hillary Clinton.
La diferencia entre esos discursos manifestados por personajes públicos y el mundo de vida del narcotráfico, es que éste sí trasciende en el tiempo puesto que un “necesitamos estrategias más inteligentes, más efectivas para abordar esta amenaza contra la sociedad civil, a la legitimidad, al ejercicio gubernamental en áreas que necesitan ser controladas” (La Jornada, 13 de mayo 2010) dicho por Hillary Clinton, es distinto a una muerte y éste es aún más disímil que un asesinato.
Lo incomparable es aquello que se dice: “El combate al crimen organizado es por la libertad y la justicia de los mexicanos, por eso habremos de sostenerlo” (Felipe Calderón), de lo que es: “Abelardo Castro Camacho, director del centro de reclusión del municipio de Navolato, Sinaloa, fue asesinado a balazos por sicarios que lo alcanzaron cuando circulaba por una carretera cerca del poblado La Cofradía” (La Jornada, 15 de mayo de 2010).
Los agentes son dos: el gobierno y los narcotraficantes. Sin embargo, el gobierno busca realizar su lucha contra el narcotráfico y los narcos ya están arraigados en México y siguen. Asimismo, esa lucha contra el narcotráfico está disfrazada a través de “no es una pelea del presidente, no es un asunto sólo mío, es un asunto de todos”, un “todos” que incluye a la sociedad también a hacerlo y deslinda la responsabilidad de sí mismo. Mientras que los narcotraficantes, como “El Mayo” dicen que el gobierno llegó tarde a esta lucha.
Lo dado son declaraciones de que se necesita: unión, estrategias más inteligentes, ayuda de los mismos mexicanos e incluso, ayuda del ejército. Lo posible: la lucha contra el narcotráfico existe, la problemática es el rango de lo que se pueda lograr.
Es decir, si el mundo posible del presidente sale de forma constante para pedir la ayuda de los mexicanos y demostrar su disponibilidad para “enmendar muchos errores”, ¿existe esa lucha contra el crimen?, ¿es posible que sirva?
La diferencia entre esos discursos manifestados por personajes públicos y el mundo de vida del narcotráfico, es que éste sí trasciende en el tiempo puesto que un “necesitamos estrategias más inteligentes, más efectivas para abordar esta amenaza contra la sociedad civil, a la legitimidad, al ejercicio gubernamental en áreas que necesitan ser controladas” (La Jornada, 13 de mayo 2010) dicho por Hillary Clinton, es distinto a una muerte y éste es aún más disímil que un asesinato.
Lo incomparable es aquello que se dice: “El combate al crimen organizado es por la libertad y la justicia de los mexicanos, por eso habremos de sostenerlo” (Felipe Calderón), de lo que es: “Abelardo Castro Camacho, director del centro de reclusión del municipio de Navolato, Sinaloa, fue asesinado a balazos por sicarios que lo alcanzaron cuando circulaba por una carretera cerca del poblado La Cofradía” (La Jornada, 15 de mayo de 2010).
Los agentes son dos: el gobierno y los narcotraficantes. Sin embargo, el gobierno busca realizar su lucha contra el narcotráfico y los narcos ya están arraigados en México y siguen. Asimismo, esa lucha contra el narcotráfico está disfrazada a través de “no es una pelea del presidente, no es un asunto sólo mío, es un asunto de todos”, un “todos” que incluye a la sociedad también a hacerlo y deslinda la responsabilidad de sí mismo. Mientras que los narcotraficantes, como “El Mayo” dicen que el gobierno llegó tarde a esta lucha.
Lo dado son declaraciones de que se necesita: unión, estrategias más inteligentes, ayuda de los mismos mexicanos e incluso, ayuda del ejército. Lo posible: la lucha contra el narcotráfico existe, la problemática es el rango de lo que se pueda lograr.
Es decir, si el mundo posible del presidente sale de forma constante para pedir la ayuda de los mexicanos y demostrar su disponibilidad para “enmendar muchos errores”, ¿existe esa lucha contra el crimen?, ¿es posible que sirva?
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