En el día internacional de la libertad de prensa, el periodista se sitúa como “un personaje incómodo”, según el reportaje de Fernando Navarro en la edición en línea de El País, medio en que desde las primeras horas de hoy, colocó en primer plano lo referente al día mundial que debe celebrar la prensa.
El inicio del reportaje es contundente: México tiene un serio problema, se llama narcotráfico, corrupción y autocensura. Se presenta el caso de Armando Rodríguez, un periodista de Ciudad Juárez, quien es calificado como un personaje incómodo para narcos y políticos corruptos mexicanos, y es que las verdades “incómodas” son las que causan el desdén por parte de la clase política no sólo mexicana, sino del mundo entero, lo cual a la postre deja al reportero completamente a merced de las inclemencias de su trabajo periodístico.
El reportaje de manera irónica indica que muchos periodistas terminan asesinados por la publicación de sus trabajos, y en el mejor de los casos son encarcelados. Según cifras citadas por la organización Periodista Sin Fronteras (PSF) en lo que va del año se han registrado formalmente las muertes de nueve reporteros, mientras que aproximadamente 165 se encuentran tras las rejas, mientras que algunos informadores de la red, al menos 120 han sido arrestados por sus publicaciones.
Otra cifra escalofriante: el 90% de las muertes de periodistas siguen sin tener esclarecimiento, convirtiéndose en casos perdidos para los dolientes. Por otra parte El País señala que internet, una herramienta casi al alcance de todos, cada día se somete a una rigurosa revisión sobre todo por parte de gobiernos totalitaristas y pone de ejemplo a países como Irán, Cuba, Iraq, Somalia y Filipinas, entre otros.
Destaca el caso mexicano, que según Carlos Lauría, portavoz del Comité de Protección a los Periodistas, citado por el diario español, "México es un descalabro. No he visto nada igual en mi vida. El clima de autocensura es brutal. No tiene ninguna comparación, ni siquiera con los peores de años de Colombia. Hay una fuerza corruptora tremenda".
El País sólo hace mención del caso europeo de los Etarras como un peligro para los periodistas, pero no toca otros sonados casos como el de Moscú, en Rusia, que se ha mostrado poco tolerante con los periodistas que tocan temas sobre el Cáucaso o el Kremlin, o que tal la postura del mandatario italiano Silvio Berlusconi para con los reporteros que hacen seguimiento a la mafia italiana, a quienes pide hablar bien del país y no generar una mala reputación.
Al parecer la autocensura tiene diferentes niveles de manifestarse y es la peor enemiga. Ya sea por comodidad, un mejor salario o simplemente para salvar la vida, el periodista de hoy se enfrenta a un clima de hostilidad, en el que implicados y políticos confabulan contra la búsqueda de la verdad. Definitivamente las condiciones son las peores, todo será una decisión personal.
1 comentario:
Antes que nada, más que por simple comodidad, por un mejor salario o para salvar la vida, considero que el periodista no tiene ni la más mínima oportunidad para decidir en un territorio hostil en el que nunca ha estado. Más bien, es la empresa la que dicta los lineamientos a seguir. De este modo, considero que la autocensura no existe, pues es la empresa la que le impone como requisito adicional a la ya exigente profesión, la censura de algunos temas, y la mayoría de los periodistas prefieren comer antes de quedarse sin trabajo y morirse de hambre. Entonces, se puede decir que el periodista accede a estos lineamientos para conservar, mejor dicho, para tener trabajo, sin importarle la ética periodística que por lo visto, no es prioridad del medio para el que trabajará. Esto genera un enorme debate, pues por una parte se encuentran los periodistas que defienden a capa y espada la profesión, y podrían vivir sin empleo y corriendo muchos riesgos, mientras que por otra, se encuentra la gran mayoría de periodistas que prefieren tener y conservar un trabajo que les de sustento económico. Por otro lado, es muy común que algunos diarios volteen a ver lo que ocurre en otros países -como en esta ocasión lo hizo el diario español "El País" con México- antes de fijarse que en su propio país o en otras naciones más cercanas existen casos mucho más serios y graves que merecen ser atendidos de inmediato, pero como ya lo mencioné, todo sigue ciertas líneas de trabajo impuestas.
En fin, lo cierto es que la mayoría de las muertes de los periodistas han quedado impunes y sin investigaciones a fondo, por ello, opino que es necesario que autoridades de todos los países atiendan a esta problemática y se unan para crear una ley que proteja al periodista en su pleno derecho a la libertad de expresión.
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