Obtenido de La Jornada
La necesidad de explicar la desgracia no significa otra cosa más que la verdad. Tampoco explicar es un asunto científico, sino mágico. Es decir, el mago como si fuese un juez que dicta su sentencia, hace algo mediante su palabra pues se compromete y da al oyente un derecho sobre sí. El mago hace lo que dice, diciendo que lo hace.
El día miércoles 28 de marzo el presidente Felipe Calderón Hinojosa, “señaló que la lucha contra el crimen organizado ‘no es una pelea del presidente, no es un asunto sólo mío, es un asunto de todos” (Notimex, 28 de abril 2010). En este sentido, el “todos” hace referencia al total de los mexicanos, a una unidad, es un valor plural.
De ahí surge un falso “performativo” ya que el signo distintivo sería que el “todos” hace referencia a una llamada de “amos”, que indica el imperativo. Dicho de otra manera, el presidente se justifica porque él no es el “único que debe pelear” sino que busca una unión. Asimismo, mediante esta orden –que es incitativa–, se da una función referencial falsa que busca explicar para suprimir el escándalo.
Esto último es más evidente en la siguiente frase: “Pero también échenme la mano, pásenme los datos que tengan para actuar en consecuencia” (Notimex, 28 de abril de 2010). Se basa en la función incitativa en la que afirma sin parecerlo y formula una orden e indica un imperativo.
Por eso, “el presidente Felipe Calderón se declaró dispuesto a ‘enmendar muchos errores’, pero sin desistir de su lucha contra el crimen” (La Jornada, 29 de abril de 2010), pues de estas explicaciones además de suprimir el escándalo, da seguridad sea o no efectiva la lucha contra el narcotráfico, y su justificación queda en “enmendar muchos errores”. Ahí está el mago pues hace lo que dice, diciendo que lo hace.
Asimismo, en el discurso del presidente Calderón existe una falsa causalidad pues una de las funciones de su discurso es explicar aquello que no va bien, y si lo explica a través de justificaciones y de una fórmula mágica, es aún mejor. Por tal motivo, “ante las exigencias de que instale mesas de negociación en Monterrey al igual que en Ciudad Juárez, Chihuahua, el presidente reconoció que ‘no muchas veces me dan chance’ de dialogar” (La Jornada, 29 de abril de 2010).
La causa es que no hay mesas de negociación, la responsabilidad de que no marcha bien es que no le “dan chance”. ¿Quiénes?, ellos, “los traidores”, y se resalta la falsa causalidad.
El día miércoles 28 de marzo el presidente Felipe Calderón Hinojosa, “señaló que la lucha contra el crimen organizado ‘no es una pelea del presidente, no es un asunto sólo mío, es un asunto de todos” (Notimex, 28 de abril 2010). En este sentido, el “todos” hace referencia al total de los mexicanos, a una unidad, es un valor plural.
De ahí surge un falso “performativo” ya que el signo distintivo sería que el “todos” hace referencia a una llamada de “amos”, que indica el imperativo. Dicho de otra manera, el presidente se justifica porque él no es el “único que debe pelear” sino que busca una unión. Asimismo, mediante esta orden –que es incitativa–, se da una función referencial falsa que busca explicar para suprimir el escándalo.
Esto último es más evidente en la siguiente frase: “Pero también échenme la mano, pásenme los datos que tengan para actuar en consecuencia” (Notimex, 28 de abril de 2010). Se basa en la función incitativa en la que afirma sin parecerlo y formula una orden e indica un imperativo.
Por eso, “el presidente Felipe Calderón se declaró dispuesto a ‘enmendar muchos errores’, pero sin desistir de su lucha contra el crimen” (La Jornada, 29 de abril de 2010), pues de estas explicaciones además de suprimir el escándalo, da seguridad sea o no efectiva la lucha contra el narcotráfico, y su justificación queda en “enmendar muchos errores”. Ahí está el mago pues hace lo que dice, diciendo que lo hace.
Asimismo, en el discurso del presidente Calderón existe una falsa causalidad pues una de las funciones de su discurso es explicar aquello que no va bien, y si lo explica a través de justificaciones y de una fórmula mágica, es aún mejor. Por tal motivo, “ante las exigencias de que instale mesas de negociación en Monterrey al igual que en Ciudad Juárez, Chihuahua, el presidente reconoció que ‘no muchas veces me dan chance’ de dialogar” (La Jornada, 29 de abril de 2010).
La causa es que no hay mesas de negociación, la responsabilidad de que no marcha bien es que no le “dan chance”. ¿Quiénes?, ellos, “los traidores”, y se resalta la falsa causalidad.
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