Conclusión del LHC

En todas las entradas que han sido publicadas sobre el Colisionador de Hadrones, un solo objetivo ha regido: La clarificación de lo que significa como proyecto, sus alcances y posibles proyecciónes.

No es sencillo poder entender cómo funciona una máquina tan colosal como compleja, que utiliza una red de científicos tan amplia que podría involucrar a todos los ciudadanos de un país pequeño.

A modo de conclusión podemos decir que el proyecto científico del Colisionador de Hadrones va mucho más allá de la generación de experimentos que ayuden a conocer los primeros momentos del Big Bang (que de por sí es algo muy meritorio) sino es un conjunto de elementos que se desarrollan en pro de la investigación científica pero que, a su vez fungen como un proceso de creación social.

Tenemos por una parte que la producción del discurso se hace conociendo su forma y composición, así como la manera en que opera dentro del círculo social. Su forma la podemos ver desde cómo se configura, sus premisas y contradicciones. Su composición por quién habla y quién deja de hablar al respecto de cierto hecho.

Al ser un proyecto muy ambicioso, su alcance está determinado por la institución que lo respalda (la CERN), por las teorías que busca comprobar o refutar y por las posibilidades que implica como experimento para expandir las fronteras de la física y del conocimiento en general sobre el universo, su formación y dinámica de funcionamiento; sin embargo su verdadero valor no radica en la forma en que explica la interacción del universo con sus componentes sino en la capacidad misma del aparato por hacerlo.

La divulgación del CERN sobre su “joya científica” está dada con base en las posibilidades del mismo centro por hacer prevalecer su opinión y puntos de vista sobre el resto que se debaten en la comunidad científica. Finalmente es necesario decir que, se puede esperar mucho de este proyecto independientemente de si aquello que pretende comprobar puede no llegar a ser verdad.