domingo, 11 de abril de 2010
Aristegui y vengan los filósofos mexicanos
Esta semana con Carmen Aristegui nos enfocamos al pensamiento mexicano, con la participación de Eduardo del Río, Rius, y el filósofo Enrique Dussel. El primero presentando su última y reciente obra, 2010 ni independencia ni revolución, y el segundo presentando el libro “El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y ‘Latino’ (1300-2000)”
El virtuosismo de Rius, es sarcasmo, para poder desenmascarar uno de los procesos más significativos en la historia del país se ve reflejado en los comentarios respecto a su libro. En principio y haciendo un análisis sobre los resultados de la revolución, que considera Rius en realidad termina cuando se acaba el sexenio de Lázaro Cárdenas y se entra en una etapa revolucionaria pero institucionalizada. Por el otro lado la independencia considerada por Rius es un proceso inacabado y poco significativo, un cambio de amos.
Posteriormente Rius hace un análisis del caudillismo revolucionario, qué de acuerdo al autor, nos los pintan como los ganadores pero en realidad son los que más perdieron de todos. Así mismo para el dibujante y autonombrado “historiador cómico” estos dos procesos nos dividieron a los mexicanos en mexicanos e indios y seguimos en la misma. Argumento similar a los que esgrimen Roger Bartra y Eduardo Bonfil Batalla.
Una revolución inacabada o que acabo con todos más jodidos. Un mundo indígena que ha sido sistemáticamente despreciado por los criollos, un país jodido.
Por el otro lado el argentino-mexicano Enrique Dussel, nos platica sobre el pensamiento filosófico latinoamericano, poco reconocido y poco entendido. Personajes como Antonio Rubio, que de acuerdo al filósofo inspiró a Descartes, Bartolomé de las casas y Nezahualcóyotl, quién ya trataba dentro de su poesía temas como la verdad.
El pensamiento latinoamericano que invade a Europa es una idea increíblemente seductora por parte de Dussel. En cualquier caso las dos pláticas llevan algo en común, la idea del historiador y del pensador. El primero porque nos obliga a recordar qué ha pasado con nuestro pueblo y el segundo porque redime el pensamiento latinoamericano como una fuente de sabiduría, no sólo lo importado es cierto, no sólo ellos tienen la última visión ni la mejor.
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