El papá asistió a un festival de primavera, pero recibió llamadas a su teléfono celular y, al salir, lo ejecutaron. Lo habían amenazado de muerte.
Como casi siempre, esta noticia aparece en la sección de seguridad. Se dice que días antes lo habían amenazado de muerte, este suceso aconteció en Venustiano Carranza.
En estas notas, lo terrible se vuelve un relato, como si se tratara de aparecidos. Como he ido explicando las raíces de la nota roja, en este momento explicaré una más: el modelo punitivo inquisorial.
Este modelo fue predominante en México durante los tres siglos del dominio colonial. El tribunal del santo oficio detentaba atribuciones legales para atraer denuncias y ejecutar una pena.
Una parte de vital importancia en este proceso es el llamado vindicta pública, la cual conformaba el castigo. Esta tradición fue estudiada por Michel Foucault en Vigilar y castigar, se escenifican las penas para inculcar la ley.
Lo más importante que se pretendía al tener un público era que ellos también tuvieran miedo de lo que estaba pasando y así coartar el delito.
Sin embargo, esto ha ido evolucionando, ya no se convocaba a una especie de teatro, a lo que se llegó fue a cambiar la condena y el castigo se convirtió en la privación de la libertad.
El padre de familia se encontró con dos llamadas perdidas, y salió de la escuela en donde su hijo participaba en el festival de la primavera tras recibir dos llamadas telefónicas.
Como en la colonia, el pueblo sigue presenciando los acontecimientos que son calificados como horribles, lo cual provoca en ellos miedo, o acaso es el morbo por saber lo que está pasando en las calles en donde viven, en las escuelas en donde estudian sus hijos… es decir, en una parte de sus vidas.
Las fotografías no pueden faltar, se llevan la primera plana del periódico y en el interior se pueden apreciar otros ángulos.
La pregunta es ¿por qué se difunden este tipo de noticias?
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