María José Martínez Herrera
La monopolización por parte de los partidos políticos ha dejado de lado la participación ciudadana. La constante opresión y la falta de credibilidad debido a las ineficiencias del sistema político mexicano no dejan otra alternativa: la abstinencia que sólo refleja las debilidades del sistema o el ejercicio del sufragio sin siquiera conocer bien las propuestas de los candidatos.
En las elecciones de 2003 no acudieron a votar un total de 38, 015, 999 de 64, 643, 559 pertenecientes al padrón electoral, es decir el 58.8%. La democracia se entiende como el gobierno elegido por la mayoría, en este caso si la mayoría son abstemios el resultado es entonces una política coja, a la cual no se le ve cara de nada, ni pies ni cabeza. Los afortunados a quienes les conviene seguir en el poder, sin cargo de conciencia ahí se quedan, cualquiera que sea el costo.
Se presenta la opción de las candidaturas independientes y el ciudadano, tan desacostumbrado a la participación activa y consciente, desconfía, como efecto de la burocracia partidista. Los ciudadanos deben interesarse por la política y estar motivados para participar en ella, como resultado es la acción del voto.
Como las candidaturas independientes siguen en el fondo del agujero del conejo, sin una planeación lo suficientemente estructurada para ser contemplada como una alternativa viable e inteligente, el ciudadano desconoce, se desinteresa y se aliena a lo mal conocido: el monopolio partidista de la política nacional. Es así como vemos como de repente un diputado figura ahora como candidato a la senaduría, o quizás si es tan letrado como el intelectualoide que asegura que lo sabe todo, termina siendo el siguiente ombudsman capitalino. Cosas del país de la pura paranoia política. Es ahí en donde entran las candidaturas independientes: diputados o senadores inconformes y berrinchudos como niños de preescolar, encuentran en las independientes un nicho provechoso a ocupar. O quién sabe, también la iguana masca del otro lado. Tal vez las candidaturas independientes son una buena opción, pero nada que se pueda saber de momento, no se pueden contabilizar las víctimas mientras la guerra sigue en la trinchera.
Lo cierto es que Beatriz Paredes al rechazar la opción de las candidaturas independientes dejó ver su lado sensible. ¿Tendrá miedo de perder aunque sea una rebanadita del pastel del poder?
De Gómez Mont (ahora que es bien sabido que apoya de lleno a esta propuesta): ¿pueden las candidaturas independientes darle el lugar que ha perdido tras haber sido trastocados sus principios en su partido hogar? En palabras propias durante el Foro Análisis de la Reforma Política en febrero pasado: “La candidatura independiente implica un espacio respetuoso de aquellos que aunque ya no se reconocen dentro de un sistema disciplinario propio de un partido político, siguen teniendo un apoyo popular importante y no debieran quedar excluidos”.
O la paranoia, dueña de las mentes de los alienados, ¿otorgará a Enrique Peña Nieto la presidencia?
Enrique Peña Nieto, ve amoldando tus posaderas para la silla.
La monopolización por parte de los partidos políticos ha dejado de lado la participación ciudadana. La constante opresión y la falta de credibilidad debido a las ineficiencias del sistema político mexicano no dejan otra alternativa: la abstinencia que sólo refleja las debilidades del sistema o el ejercicio del sufragio sin siquiera conocer bien las propuestas de los candidatos.
En las elecciones de 2003 no acudieron a votar un total de 38, 015, 999 de 64, 643, 559 pertenecientes al padrón electoral, es decir el 58.8%. La democracia se entiende como el gobierno elegido por la mayoría, en este caso si la mayoría son abstemios el resultado es entonces una política coja, a la cual no se le ve cara de nada, ni pies ni cabeza. Los afortunados a quienes les conviene seguir en el poder, sin cargo de conciencia ahí se quedan, cualquiera que sea el costo.
Se presenta la opción de las candidaturas independientes y el ciudadano, tan desacostumbrado a la participación activa y consciente, desconfía, como efecto de la burocracia partidista. Los ciudadanos deben interesarse por la política y estar motivados para participar en ella, como resultado es la acción del voto.
Como las candidaturas independientes siguen en el fondo del agujero del conejo, sin una planeación lo suficientemente estructurada para ser contemplada como una alternativa viable e inteligente, el ciudadano desconoce, se desinteresa y se aliena a lo mal conocido: el monopolio partidista de la política nacional. Es así como vemos como de repente un diputado figura ahora como candidato a la senaduría, o quizás si es tan letrado como el intelectualoide que asegura que lo sabe todo, termina siendo el siguiente ombudsman capitalino. Cosas del país de la pura paranoia política. Es ahí en donde entran las candidaturas independientes: diputados o senadores inconformes y berrinchudos como niños de preescolar, encuentran en las independientes un nicho provechoso a ocupar. O quién sabe, también la iguana masca del otro lado. Tal vez las candidaturas independientes son una buena opción, pero nada que se pueda saber de momento, no se pueden contabilizar las víctimas mientras la guerra sigue en la trinchera.
Lo cierto es que Beatriz Paredes al rechazar la opción de las candidaturas independientes dejó ver su lado sensible. ¿Tendrá miedo de perder aunque sea una rebanadita del pastel del poder?
De Gómez Mont (ahora que es bien sabido que apoya de lleno a esta propuesta): ¿pueden las candidaturas independientes darle el lugar que ha perdido tras haber sido trastocados sus principios en su partido hogar? En palabras propias durante el Foro Análisis de la Reforma Política en febrero pasado: “La candidatura independiente implica un espacio respetuoso de aquellos que aunque ya no se reconocen dentro de un sistema disciplinario propio de un partido político, siguen teniendo un apoyo popular importante y no debieran quedar excluidos”.
O la paranoia, dueña de las mentes de los alienados, ¿otorgará a Enrique Peña Nieto la presidencia?
Enrique Peña Nieto, ve amoldando tus posaderas para la silla.
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