María José Martínez Herrera
La puerta todavía no está cerrada, sigue pendiente la alternativa de las candidaturas independientes. Por otro lado, nadie se ha puesto a pensar qué viene después de la propuesta. ¿Qué es lo que se tiene que hacer una vez que las candidaturas independientes estén a la mano de todos? (Incluidos políticos inconformes respecto a sus partidos de procedencia, jefes del crimen organizado, burócratas enfermos de poder, ciudadanos, líderes de opinión y sindicales con una posición favorable).
Y más preguntas al aire… ¿La posibilidad estará a la mano de todos o sólo ciertos individuos serán merecedores de dicha autonomía política? ¿Cuál será el gasto de las campañas independientes? ¿De dónde va a venir el capital si no son de carácter federal? ¿Quién y cómo regulará el afluente de los dineros para que el proceso electoral sea equitativo? En el caso de la lucha contra los partidos políticos, ¿los independientes tendrían alguna oportunidad?
Lo importante no es si las candidaturas independientes se aprueban o no, sino el después que debe encargarse del seguimiento efectivo del proceso. El pretexto es el de fortalecer a la participación ciudadana y a la pluralidad del sistema político, sin embargo, la realidad es otra: nadie se ha ocupado de diseñar los procedimientos que permitan su concreción.
Las candidaturas independientes han sido tema quisquilloso desde diciembre de 2009, lo que no ha sido para nada quisquilloso es el tratamiento político de aquel que las propuso, Felipe Calderón, que nada más gritó “agua no enferma, ni embeoda ni adeuda”. Como quien diría vulgarmente, tuvo al chamaco y se lo echó a los perros.
Es la cuestión de resolver lo urgente y no lo importante, una vez más como todo lo que está Hecho en México.
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