Dios y su máquina parte 2

Dios tiene sus formas misteriosas de trabajar y la ciencia se encarga de traerlos a la luz. Siempre es posible cuestionar la existencia de este "ente" pero ciertamente su existencia tanto como su inexistencia son imposibles de comprobar. El Colisionador de Hadrones busca comprender cómo fue la primera fracción de segundo después del Big Bang, pero no podemos dejar de lado que ésta es solamente una teoría de muchas sobre cómo se formó todo aquello que conocemos.

Sea la evolución o el Génesis, las teorías para explicarnos a nosotros mismos se componen en general de teorías poco comprobadas debido a las limitaciones de la física en cuanto a su conocimiento. Recordemos que en este gran experimento tenemos a casi todas las ciencias proponiendo vías que ayuden a comprobar ciertos postulados y en este caso el Big Bang, por ser la más aceptada dentro de la comunidad científica fue la encargada de llevar el conocimiento a otro nivel.

Incluso en este momento de la investigación no se puede ir más allá de los pocos microsegundos posteriores a la gran explosión debido a que en esta tierra la energía no es lo suficientemente poderosa como para generar la que es necesaria para ver más allá de un segundo. Entonces ni toda la energía en la tierra es suficiente para esclarecer este gran misterio. Si se intentara, la tierra se vería sumergida en un caos nuclear y radiológico que imitaría las circunstancias de vida posteriores a la bomba atómica de Hiroshima después de que fue lanzada.

Muchos son los riesgos por tomar cuando se trata de comprobar el poder de Dios en la tierra, aunque aquí no metamos ninguno de los preceptos terrenales de la iglesia. Hace 5 siglos hubiera sido impensable creer que cada 13 meses la tecnología cambiaba y se hacía obsoleta en un abrir y cerrar de ojos. Hoy es parte de la vida diaria donde la ciencia tuvo un lugar en la vida y en la existencia del ser humano. Después de la ilustración el hombre se hizo más conciente de su propia existencia.

Es ahora que el Colisionador de Hadrones toma fuerza como producto del pensamiento humano, es el momento preciso de la historia para comprobar esas microteorías de la ciencia y las macroteorías de la religión. A pesar de que este invento podría demostrar las formas en que se creó el universo, es también posible que compruebe que algo más allá de nuestro entendimiento puso a andar la maquinaria de la vida.

De lo anterior se encarga la física cuántica, improbable por si misma pero funge como un puente entre ambas creencias bajo ciertos preceptos imposibles de calcular o de comprobar por sí mismos. Postulados sobre que es posible estar en dos lugares a la vez, que cuando tocas algo la verdad no estás tocando nada y que todo lo real es nombrable, si no pudieras nombrar algo simplemente no lo verías pues no es parte de tu conjunto de conocimientos (no existen las cosas imposibles hasta que tienes el poder de decir si son o no reales a través del lenguaje).

La religión se mueve en los terrenos de lo improbable donde la fe es su materia prima, la ciencia crea esa fe a través de procesos comprobables y datos fehacientes que, incluso ahora, pueden ser cuestionados al igual que aquellos dados en el terreno del misticismo. ¿Será que el ser humano se vuelve un ser menos creyente?