Independientemente de su forma de actuar en las cuestiones políticas, el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, ha cumplido cabalmente con otro tipo de exigencias de la población.
En una sociedad donde la Iglesia representa uno de los máximos filtros de influencia, recibir la bendición del Papa Benedicto XVI en el Vaticano, para aquellas personas que se persinan con tan sólo pasar al lado de una imagen religiosa, simboliza un acto de pulcritud, de compromiso, de sinceridad.
Algunos podrían verlo como una actitud hipócrita, sin embargo otros prefieren quedarse con la imagen de Su Santidad, esbozando una cruz en el aire con la mano derecha, y acompañado de Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera, quien porta un rebozo que cubre parte de su cabeza, fiel al retrato perfecto de una mujer casta dentro de una iglesia.
Para aquellos creyentes, ver a La Gaviota vestida con un conjunto de falda y saco en color negro, y a Peña Nieto con un traje del mismo tono, camisa blanca y corbata a rayas, siempre con una actitud sobria, es suficiente para confiar en ellos, para pensar que su compromiso está libre de intereses. La bendición del Papa hace más ‘legítimo’ su matrimonio.
Además, el priista también ha hablado con sus hijos Paulina, Alejandro y Nicole, les ha comentado que si bien su difunta esposa, Mónica Pretelini, guarda un lugar especial, ahora tiene una nueva relación, requiere de una mujer a su lado. La sociedad necesita de la figura femenina, que lo acompañe en los actos sociales, que lo tome de la mano en las visitas de Estado.
En los círculos políticos, sociales y familiares, debe prevalecer la imagen de pareja estable y feliz, según la opinión pública. En este sentido, el mandatario mexiquense ha cumplido. Ambos son exitosos, cada uno tiene tres hijos y ella recién estrenó una casa en las Lomas. Sólo les falta pisar el altar.
Respecto de la visita a la Santa Sede, oficialmente Enrique Peña Nieto y su comitiva estuvieron allí para regalar un árbol de Navidad y 150 figuras de un nacimiento hecho por artesanos mexicanos.
3 comentarios:
México es un país donde las prenociones son muy importantes. Y dentro de éstas podemos encontrar que los presidentes tienen que estar casados. No por nada Fox se casó luego luego con Martha Sahagún. Socialmente está establecido así.
Los presidentes deben representar a la familia tradicional de los mexicanos.
Peña Nieto, futuro y probable candidato a la presidencia, y por qué no presidente de México, tiene que seguir con estas pautas establecidas socialmente. Y, después del escándalo que se desarrolló en los medios de comunicación tras la muerte de su esposa, qué mejor que contar con la bendición del mismísimo Papa Benedicto XVI. Con esto logra "el perdón" de quienes no se lo hayan dado.
"Total, si el Papa ya bendijo su compromiso, quien soy yo para oponerme"...
Convengamos en la necesidad del propio Peña Nieto para acercarse a la iglesia, exculpar sus penas y, de paso, quedar bien ante la percepción pública de su relación y de su calidad de católico. México es una sociedad altamente religiosa. En algunos poblados se sigue besando la mano al cura y prefiere desecharse de ante mano cualquier injuria dirigida contra la institución. Para gran parte de la población siguen sin existir padres pederastas por ejemplo.
Para formarse un panorama más completo sobre este tema, basta encender el televisor. En cualquiera de los canales de televisión abierta, transmitidos a nivel nacional, el televidente puede observar producciones nefastas que intentan “retratar” la realidad del México de hoy.
De esta manera se desarrollan historias sobre la influenza, el maltrato familiar, el desamor etc. En estas y otras programaciones es interesante notar cuántas veces por minuto se utilizan expresiones como “sea lo que dios quiera”, “hay dios”, “virgencita ayúdame” etc.
También en las numerosas novelas de presentación estelar parece necesario presentar al “cura del pueblo”, encargado de escuchar las penas de los protagonistas. Ahora podemos imaginar a Pena Nieto proyectado en el galán que llora, frente a un altar humilde. Mientras retumba entre las paredes de la iglesia del pueblo un réquiem cuenta al padre-cito sus problemas morales y románticos. Podemos también imaginar a su ahora acompañante sufriendo y preguntando a ratos, tan buena que es, “por qué el mundo es tan malo”, Peña Nieto tomándola de la mano y consolándola, tratando de convencerla de que “los malos” no destruirán ni su amor, ni sus deseos de ser justo, casto y puro, VAYA NOVELA.
Supongo que le anularon su matrimonio anterior a Angélica Rivera, ¿cuánto le habrán pagado a Dios?, ¿por qué Dios sí tiene tiempo para andar casando a cualquiera?¡Sí, cualquiera! ¿y?; lo mismo me da si se casa o no Peña Nieto, lo que me preocupa es la imagen que va a dar esta mujer a nivel internacional; ¿una actriz? ¡qué no joda!, ¿de qué puede platicar con abogadas como Michelle Obama o Cristina Fernández? o con Isabel Segunda del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de sus otros reinos y territorios; reina, jefa de la Mancomunidad, defensora de la Fe.
¿Platicará La Gaviota acerca de la programación de su televisora? ¡carajo, quiero una primera dama a la altura de las grandes!, no una chiquilla que ni hola dice por órdenes de su novio; ¡imaginen cuando sea su esposo!.
Para terminar, Peña no andaba tan perdido, su esposa fue Licenciada en Historia del Arte, creo que ella si hubiera tenido un gran tema de conversación.
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