Iveth Gutiérrez Ramírez
A escasas dos semanas de que iniciase el registro formal de las candidaturas a presidentes municipales, alcaldías y demás ante el Instituto Electoral Veracruzano, ni al PAN ni al PRI parecen salirle los acuerdos. Y es que mientras en el Revolucionario Institucional los amagues de las fuerzas políticas locales tienen en jaque al Comité Ejecutivo Estatal, en Acción Nacional en la nulidad de los procesos de selección estatutaria abundan la inconformidad de militantes y aspirantes.
En espera de un actuar netamente democrático por parte de la dirigencia priista, y en continua protesta porque mientras las encuestas dan preferencia a un candidato, los intereses y compromisos políticos determinan que el dedo recaiga en otro; la competencia interna no termina por definirse y la repercusión en las elecciones del próximo 4 de julio puede ser grave.
Tlacotalpan con Homero Gamboa presionando, Ignacio de la Llave ante la amenaza de una alianza del aún priista Arturo Ponce con el panista Abelamar Arano contra Juan José Flores si es el elegido, y Orizaba con la división provocada por los hermanos Kuri Grajales son tan sólo unos ejemplos de entre todos los que ocurren en el estado.
Por su parte, en el PAN es precisamente el método de las encuestas el que provoca descontento, pues es visto como un procedimiento poco usual y más bien ad hoc para que el grupo de los Yunes termine imponiéndose; esto enmarcando en el peligro de que se presenten renuncias masivas o de figuras representativas locales en cualquiera de los dos partidos, como las que recientemente se dieron por la no designación de Gerardo Buganza como candidato a la gubernatura.
Un ejemplo claro es el berrinche de la exdiputada del PAN Victoria Gutiérrez, quien decidió rechazar la candidatura a alcadesa, cuando el cargo de diputado local fue ofrecido a Julio Saldaña Moran, personaje mejor colocado en las encuestas. José Ramón Gutiérrez de Velasco, a nombre de la dirigencia municipal blanquiazul sólo manifestó que no puede estar sometido a los caprichos de una persona.
Por otro lado, en voz de algunos militantes panistas, también están a punto de perder el bastión que les representa Boca del Río al imponer a Humberto Alonso Morelli como candidato a presidente municipal, dejando por segunda ocasión a Baruch Barrera Zurita como un aspirante nada más.
Estos ejemplos sólo vienen a demostrar que se están nombrando candidatos quemados o desconocidos cuyo único mérito es su cercanía a Mianyuli(Miguel Ángel Yunes Linares) y familia, porque si bien Julio Saldaña representa probablemente un índice alto en preferencia de las encuestas, éstas no determinan que sea él quien gane la elección constitucional, cargando en su currículum con la segunda derrota al hilo contra el tricolor. Puestos en perspectiva, se nota que sigue prevaleciendo la insensibilidad y falta de operación política en ambos bandos; y a medida que los tiempos legales se acercan, la urgencia y desesperación están provocando conflictos que de una u otra manera tendrán costos en los dos frentes.
En el PRI parece que los tornillos están siendo ajustados por el mismo gobernador, pies Fidel Herrera terminará torciendo la mano a los inconformes, quienes finalmente se disciplinarán, como ya sucedió en Tlalixcoyan, con el único el riesgo de que muchos participarán de brazos caídos en la elección.
En cualquiera de los partidos, si la situación sigue por el mismo camino, se avizoran renuncias en el mejor de los casos, en el peor, quizá la traición puede estar a la orden del día.
A escasas dos semanas de que iniciase el registro formal de las candidaturas a presidentes municipales, alcaldías y demás ante el Instituto Electoral Veracruzano, ni al PAN ni al PRI parecen salirle los acuerdos. Y es que mientras en el Revolucionario Institucional los amagues de las fuerzas políticas locales tienen en jaque al Comité Ejecutivo Estatal, en Acción Nacional en la nulidad de los procesos de selección estatutaria abundan la inconformidad de militantes y aspirantes.
En espera de un actuar netamente democrático por parte de la dirigencia priista, y en continua protesta porque mientras las encuestas dan preferencia a un candidato, los intereses y compromisos políticos determinan que el dedo recaiga en otro; la competencia interna no termina por definirse y la repercusión en las elecciones del próximo 4 de julio puede ser grave.
Tlacotalpan con Homero Gamboa presionando, Ignacio de la Llave ante la amenaza de una alianza del aún priista Arturo Ponce con el panista Abelamar Arano contra Juan José Flores si es el elegido, y Orizaba con la división provocada por los hermanos Kuri Grajales son tan sólo unos ejemplos de entre todos los que ocurren en el estado.
Por su parte, en el PAN es precisamente el método de las encuestas el que provoca descontento, pues es visto como un procedimiento poco usual y más bien ad hoc para que el grupo de los Yunes termine imponiéndose; esto enmarcando en el peligro de que se presenten renuncias masivas o de figuras representativas locales en cualquiera de los dos partidos, como las que recientemente se dieron por la no designación de Gerardo Buganza como candidato a la gubernatura.
Un ejemplo claro es el berrinche de la exdiputada del PAN Victoria Gutiérrez, quien decidió rechazar la candidatura a alcadesa, cuando el cargo de diputado local fue ofrecido a Julio Saldaña Moran, personaje mejor colocado en las encuestas. José Ramón Gutiérrez de Velasco, a nombre de la dirigencia municipal blanquiazul sólo manifestó que no puede estar sometido a los caprichos de una persona.
Por otro lado, en voz de algunos militantes panistas, también están a punto de perder el bastión que les representa Boca del Río al imponer a Humberto Alonso Morelli como candidato a presidente municipal, dejando por segunda ocasión a Baruch Barrera Zurita como un aspirante nada más.
Estos ejemplos sólo vienen a demostrar que se están nombrando candidatos quemados o desconocidos cuyo único mérito es su cercanía a Mianyuli(Miguel Ángel Yunes Linares) y familia, porque si bien Julio Saldaña representa probablemente un índice alto en preferencia de las encuestas, éstas no determinan que sea él quien gane la elección constitucional, cargando en su currículum con la segunda derrota al hilo contra el tricolor. Puestos en perspectiva, se nota que sigue prevaleciendo la insensibilidad y falta de operación política en ambos bandos; y a medida que los tiempos legales se acercan, la urgencia y desesperación están provocando conflictos que de una u otra manera tendrán costos en los dos frentes.
En el PRI parece que los tornillos están siendo ajustados por el mismo gobernador, pies Fidel Herrera terminará torciendo la mano a los inconformes, quienes finalmente se disciplinarán, como ya sucedió en Tlalixcoyan, con el único el riesgo de que muchos participarán de brazos caídos en la elección.
En cualquiera de los partidos, si la situación sigue por el mismo camino, se avizoran renuncias en el mejor de los casos, en el peor, quizá la traición puede estar a la orden del día.
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